En los 23 años que llevo de profesión, he vivido dos cambios especialmente radicales:
- La conversión de lo analógico a los digital.
- El paso de la especialización profesional, a la polivalencia absoluta.
Sobre lo segundo, ni critico, ni me opongo. Simplemente creo que son necesidades del mercado debido a la precariedad del mismo, pero que hay que emplear con medida para no hacernos daño.
Unos de los último casos con los que he convivido, es la proliferación de locutores que se equipan con estudios de locución caseros, pero de bastante buena calidad, y te ofrecen el “Service” estudio-locutor.
Si los estudios no les llaman para trabajar, y el mercado se recrudece por momentos ¿Qué narices van a hacer?... ¡Pues, buscarse la vida!
Esto solo es uno de los muchos ejemplos que en la actualidad vemos, y no considero sea malo, siempre que ofrezcan calidad, facturen legalmente y cobren como toca, sin reventar los precios.
A algunos os parecerán mal mis palabras, sobre todo a los estudios de sonido, y me podréis acusar de no estar directamente afectado en ese daño; pero yo compito a diario con multitud de productoras fantasmas, montadas en casa, y sin licencia fiscal. Con el consiguiente reventón de precios.
Mi reflexión es que así no se puede funcionar, que les espera un futuro muy jodido ya que reventando los precios no se evoluciona, solo se malvive. Y espero que recuerden esto cuando les toque jubilarse, celebrando estos cómodos años de ilegalidad, con la falta de una paga digna. Tenemos un país lleno de ilegales que hacen mucho daño, pero el mayor daño se lo están haciendo a ellos mismos.
Mi palabra no es crítica, insisto, es una narración evolutiva del sector, y en los próximos años vamos a seguir viendo la limpieza sectorial de los más débiles y los no evolucionados, como ya he apuntado en el blog anteriormente (http://juanangelgomez.blogspot.com/2011/04/empresarios-al-borde-de-un-ataque-de.html)
El peligro de las evoluciones aceleradas y forzadas son la mutaciones, en este caso la bajada de precios indiscriminada combinada con la poca cultura audiovisual de los clientes, que acabará provocando un TODO VALE, como ya vemos el televisión.
Si muchos clientes no valoran un relato efectivo (guión y realización), la fotografía, trabajar en alta definición o la calidad de la banda sonora, ¿Cómo vamos a conseguir mantener las calidades si todo da igual?
Chungamente estamos, pero insisto en que no hay que rendirse. Debemos hacernos un hueco profesional, pero sin emplear el todo vale.
Estas técnicas son pan para hoy, y hambre para mañana.
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